martes, 5 de febrero de 2008

Greyfriars Bobby


El pasado sábado hice un tour por la ciudad de Ediburgo con la siguiente compañía:
http://www.neweuropetours.eu/
Es el 4º tour que hago con ellos en alguna de las ciudades europeas en que los realizan y lo recomiendo.
Me encanta como lo hacen, aparte que son gratis (bien, al acabar es de buena educación colaborar con ellos con alguna propina) es una forma rápida de ver lo más interesante de la ciudad. Sobretodo va genial cuando vas a estar pocos días y quieres hacerte una idea general.
Pero lo que más me gusta de ellos son las historias que cuentan. Historias de gente y hechos en el pasado que por una razón o otra siguen presentes en la ciudad. Y la manera de contarlo de estos guías voluntarios es interesantísima. Te muestran la ciudad de otra manera, con una visión más completa. Os aseguro que ya me ha pasado muchas veces que veo por mi cuenta una cierta parte de la ciudad y que al día siguiente la repito con ellos. Y después de escuchar su historia, ese trocito de ciudad tiene mucho más encanto. Perdurará el recuerdo en mi mente más tiempo, más debido a la historia escuchada que no a lo que reciben mis ojos por si solos.
Pues bien, a continuación explico una de las historias que más me gustaron de dicho tour.


GREYFRIARS BOBBY

John Gray fue un hombre que como muchos vivió en Edimburgo (Escocia) alrededor de 1856. Como toda persona humana debía ganarse la vida trabajando y como no tenía grandes cualidades, decidió dedicarse a la profesión de policía. Por aquella epoca, todo policía debía tener un perro y fue así cómo John y Bobby se conocieron.
Bobby era el fiel compañero perro del polícia John Gray. Él y el perro se convirtieron en amigos inseparables hasta 1858, cuando John muere de tuberculosis y es enterrado en el cementerio Greyfriars (Edimburgo). Su perro “Bobby” se hizo famoso porque durante 14 años permaneció en la tumba de su amo durante todas las noches hasta su propia muerte en 1872.


El Sr. James Brown (no el conocido cantante James Brown), viejo cuidador del cementerio, contó como “Bobby” se encontraba acostado sobre el túmulo funerario, a la mañana siguiente al entierro. A los perros no se les permitía entrar al cementerio, por lo tanto, el Sr. Brown debía perseguir al perrito hasta sacarlo de allí, pero, a la mañana siguiente, el perro volvía. Una segunda vez “Bobby” fue ahuyentado, solo para encontrarlo nuevamente en el lugar habitual, tiritando sobre el suelo frío y húmedo de la tumba de Gray.
En ese momento, el cuidador sintió pena por el perrito y finalmente le permitió quedarse. Aún en los días de clima más horrible, “Bobby” no abandonaba su posición, a menudo, aullaba a aquellos que intentaban convencerlo de que se quedase en sus casas. Pero los años siguieron pasando, y Bobby fue envejeciendo. Ni el frío escocés ni su vieja edad le impedían continuar a los pies de la tumba de su amo. Finalmente, Bobby murió sobre la tumba de su viejo amigo. Fue una terrible pérdida para los habitantes de la ciudad. La gente proclamaba que enterraran al fiel perro junto a su dueño (así él lo hubiera deseado). Pero todo el mundo sabe, que los cementerios no son lugar para animales y no le permitieron estar junto a él.
Afortunadamente, le esculpieron una lápida y le enterraron los más cerca posible a John Gray. Justo en la entrada del cementerio, poco antes de pisar el camino hacía las lápidas humanas. De esta manera, todo el mundo que entre en el cementerio de Grayfriars será ver la lápida de Bobby.


Además, unos pocos pasos antes de la entrada del cementerio, se encuentra la famosa estatua de “Greyfriars Bobby” Según los guías, es la estatua más fotografiada en todo Edimburgo. Y justo detrás de la estatua de Bobby, hay un pub que lleva el nombre en su honor.




El cuidador del cementerio, James Brown, al morir fue enterrado al lado de la tumba de John Gray.


Fue curioso. El día antes al tour, entré al cementerio por mi cuenta, vi la lápida justo a la entrada (la de Bobby), leí el escrito y no le di más importancia. De la lápida de John Gray ni me fijé. En aquel momento no conocía la historia y como el cementerio está lleno de lápidas no le dí ninguna especial importancia a ninguna de ellas. Para más ignorancia, ni siquiera me había fijado en las estatua de Bobby justo antes de entrar al cementerio. Lo que si que me preguntaba era porque había tantas tazas con un perro dibujado en las tiendas de souvenirs….
En fín, …. Lo que daría por no ser tan ignorante ….

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que buena!! Es que cuando haces turismo lo chulo es que te lo cuenten la gente de la propia ciudad :)

Y, ¿es por esto que a los policias ingleses les llaman Bobbies? ¿o no tiene nada que ver? Con estos ingleses cualquier cosa, son tan "especiales"

Besines

Anónimo dijo...

Niñaaaaa


Acabo de ver tu postal del Castillo de Edinburgo :) ¡Qué bonitoooo!
Gracias, gracias mil gracias

MUAKAAAAAAA

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