Últimas horas sintiendo Edimburgo

Ya preparando las últimas cosas para dejar esta ciudad y mi cuerpo lo nota.

Mi mente me grita que me siento triste. Triste por cerrar una pequeña etapa de mi vida, por dejar lo que he vivido aquí… Porque esto nunca regresará… Dejar una ciudad, unas amistades, unas rutinas siempre me produce tristeza… No me gusta que las cosas se acaben… Aunque se que es ley de vida.

Mi ingles siente pena. Pena por dejar este entorno 95% ingles. Pena por volver a tener que usar el español. Pena porque voy a tener que volver a sacar mil y una armas para que el ingles continue en mi vida… Con lo fácil que me resulta aquí encontrar ingles...

Mi cuerpo siente calor. Calor al imaginar el sol de la Península. Deseosa de aparcar el abrigo en el armario y vestir la chaqueta de entretiempo. Quizas me estoy precipitando… Pero mi cuerpo tiene ganas de sentir la Primavera.

Mi corazón siente añoranza. Ganas de ver a Alberto y abrazarle. De recordarle que le quiero y aclarar rapidamente nuestra extraña situación de estos días. También siente algo de miedo. Miedo a no solucionarlo rápidamente. Por supuesto tb siento ganas de ver a mi familia y amigos.

Mi estomago me grita que me siento nerviosa.
Odio coger el avión. Me sigue dando cierto respeto. Sobretodo si he de volar sola. Me he de inventar una Susana valiente, para calmar a la miedosa Susana. "No va a pasar nada, todo va a salir bien", me digo a mi misma continuamente.

Pero una vez estoy en el aire, disfruto. Disfruto de las nubes y el cielo, de los paisajes y montañas (eso si tengo la suerte que me toque ventanilla). Disfruto de la música y de mis pensamientos. Valoro la experiencia, pienso en lo que me depara al pisar suelo firme… etc… Me gusta…. Me siento semi-relajada …

Aunque es luego, al llegar a mi destino final, mi casa en este caso, cuando veo que todo ha ido a la perfección, descontraigo la barriga y la espalda, y me relajo de una vez por todas.

Y me siento feliz y afortunada de haber vivido esto.

Desearme buen viaje!