Turismo Dependiente/Independiente

Me empieza a intrigar hasta que punto puede llegar mi independencia.

En mi último viaje, 3 semanas en Dublín, descubrí (porque no me quedó más remedio) lo que es hacer turismo sola.
El primer día que viví esta experiencia fue un tanto rara. Miles de sensaciones se cruzaron en mi mente.
·Empecé algo triste por tener que hacer turismo sin compañía.
·Continué con enfado por las dificultades que encontraba al entender los mapas. Hasta el momento mi máxima preocupación era seguir al que llevaba la guía.
·Seguí con un dolor de cabeza terrible. Demasiada concentración: mapas, B4 y para ver lo de arriba vete a la página 218, giro a la derecha, donde está la estatua que no la veo, esta calle no aparece aquí…. Etc….
·Me sentí estresada. Respiré, tomé un café, descansé, leí con tranquilidad los mapas, guías, folletos y pamfletos y volví a la carga.
·Seguí caminando. Poco a poco iba encontrando todos los destinos. Empecé a disfrutar de la situación. Iba a mi ritmo, disfrutando de las calles, edificios y tiendas. Me paraba cuando yo quería y continuaba a mi aire. Disfruté. Entendí los mapas y ví todo aquello que quería ver.
·Al llegar a casa, el dolor de cabeza había desaparecido y me sentí muy orgullosa de mi primer día de turismo sin compañía.

Tuve que repetir la experiencia en Dublín un par de veces más. No porque yo quisiera. Quizás mis amigos tenían otros planes, o bien ya habían visitado ciertas partes que a mi me quedaban por ver.

Ahora en Edimburgo, se vuelve a repetir. Quizás más frecuentemente. Mis amigos de aquí llevan más tiempo que yo; otros trabajan; otros estudian; otros…
En fín,… Cada vez me resulta más fácil entender mapas, guías y demás. Me lo tomo como un juego. Una búsqueda del tesoro que he ir encontrando, y cada rincón mágico que descubro me llena de satisfacción. Y disfruto a mi aire….
Empiezo a olvidar lo que es hacer turismo en compañía.

Recuerdo hace muchos años que siempre que iba a comprar ropa necesitaba ir acompañada. Era imprescindible alguien a mi lado que pudiera darme su opinión.
Un día, nadie pudo acompañarme, cada uno tenía sus planes y aunque no estaba muy convencida, decidí ir sola. Desde entonces, me cuesta ir acompañada a comprar ropa. Prefiero ir sola, a mi ritmo, tomarme mi tiempo, sin hacer perder el tiempo a nadie. Mis indecisiones entre que color escoger y las colas para probar y pagar me las trago yo. Nadie tiene que perder el tiempo porque la señorita Susana necesita una voz crítica.

Temo que me pase lo mismo con el turismo. Empiezo a disfrutar de esta independencia visitando una ciudad. Espero que nunca prefiera ir sola que acompañada…..

No me gusta ser dependiente, pero no se hasta que extremo es bueno ser independiente.